BREVE ESBOZO HISTÓRICO DE LA LENGUA LATINA (I)




La lengua latina corresponde al grupo conocido como lenguas indoeuropeas (I.E.). A partir de las relaciones lingüísticas que existen entre las diversas ramas de lenguas como griego, latín y sánscrito y la coincidencias de raíces comunes en muchas palabras, los lingüistas han supuesto y reconstruido un tronco común al cual han llamado, convencionalmente, Indoeuropeo. A través de las migraciones de los hombres del norte (de donde se suponen que vinieron los hombres indoeuropeos) y de los asentamientos en diversas zonas geográficas, se fueron creando las distintas lenguas que a su vez darían lugar al surgimiento de nuevas lenguas.

La arqueología ha constatado diversas oleadas migratorias a partir del quinto milenio antes de nuestra era, que se continuaron, paulatinamente durante los siguientes milenios. Esto ha dado lugar a una gran confusión por la variadad de familias y grupos lingüísticos que generaron. Por tanto, el indoeuropeo es una lengua hipotética reconstruida a partir de las coincidencias entre las demás lenguas que se fueron desgajando de ese tronco común cuyos hablantes y cuyas características concretas desconocemos.

Las principales ramas de ese tronco común que hemos denominado Indoeuropeo son las siguientes:

· Indio (o indoario): védico, sánscrito, otros dialectos.
· Iranio: avéstico, persa antiguo.
· Hetita (o hitita): hablado en la Península de Anatolia.
· Tocario (en el Turquestán).
· Grupo tracio-frigio-armenio.
· Ilirio: véneto, mesapio, ilirio balcánico.
· Albanés.
· Báltico: lituano, letón, prusiano antiguo.
· Eslavo: meridonal (búlgaro, serbocroata, esloveno, macedonio), oriental (ruso con sus variantes),
occidental (checo, eslovaco, polaco, sorabo).
· Celta: británico, galés, irlandés, bretón.
· Germánico: gótico, alemán, frisón.
· Helénico: griego y los antiguos dialectos de Grecia (dorio, eolio, jónico-ático, arcadio-chipriota).
· Itálico: latino-falisco, osco-umbro.



El latín fue una de las lenguas que se habló en la Penísula Itálica a partir del año 1000 a.C. aproximadamente. El mapa lingüístico de la región y sus interferencias son más complicados de lo que podría parecer; ténganse como rápidos ejemplos el mismo nombre de Roma que es de origen etrusco o prerromano y la leyenda del rapto de las sabinas que evidencia la interrelación entre los pueblos que convivían en la zona geográfica en cuestión. Nombres de divinidades como Minerva y Juno (que luego se hicieron coincidir con las diosas griegas Atenea y Hera, respectivamente) tienen también ascendencia etrusca.

Las otras dos principales lenguas que se hablaron en lo que hoy conocemos como Italia fueron el osco y el umbro. El latín lleva ese nombre precisamente por la denominación de la zona en la que se hablaba en un principio: el Latium (Lacio) ubicada al centro de la península, cercana al río Tíber. En Roma se hablaba una específica variedad del latín que se fue imponiendo poco a poco mientras los romanos pasaron de habitar las siete colinas entre las que cultivaban y se dedicaban a la ganadería, a la conquista y la expansión de su territorio hasta poseer toda la Península Itálica y más allá. O sea, pasaron de ser unos campesinos, ganaderos y pastores a convertirse en los dueños de uno de los imperios más poderosos en la historia de la humanidad. Como arma de cultura y dominación estaba con ellos la lengua latina, que se expandió al mismo tiempo que los romanos fueron dominando los distintos territorios, desde Hispania hasta Ásia, desde Egipto hasta Britania.



BIBLIOGRAFÍA PRINCIPAL:

A. MEILLET. HISTORIA DE LA LENGUA LATINA. ED. AVESTA, 1972, BARCELONA.
L.R.PALMER. INTRODUCCIÓN AL LATÍN. ED. PLANETA, 1974, BARCELONA.

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